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Probamos el Citroën Ami: un 'objeto de movilidad' eléctrico que la marca se niega a llamar coche y que supone un reto cuando llueve

Probamos el Citroën Ami: un 'objeto de movilidad' eléctrico que la marca se niega a llamar coche y que supone un reto cuando llueve
Lunes, 5 de octubre de 2020

Citroën ha presentado oficialmente en España su nuevo "objeto de movilidad": el Citroën Ami. La firma francesa prohíbe expresamente llamarlo coche o mini coche -saldría mal parado si hiciéramos esa comparación- y anima a ampliar miras más allá de lo que estamos acostumbrados a conducir.

Este vehículo, homologado como cuadriciclo ligero, es 100 % eléctrico y tiene una autonomía de hasta 75 km. Diseñado con menos de 250 componentes, el Ami tiene espacio para dos personas (e incluso alguna que otra bolsa), y hemos podido probarlo en su entorno menos ideal: una ciclogénesis explosiva en el centro de Madrid. Es decir, con muy mal tiempo.

El Citroën Ami, de un vistazo

Ami. Su nombre equivale a la palabra 'amigo' en francés. Pretende aludir a lo amigable, y desde luego su diseño lo consigue. Llega incluso a evocar a la infancia por parecer un juguete, y no pasa desapercibido; todas las miradas siguen a este "objeto de movilidad".

No sabes si va hacia delante, o hacia atrás. Una de las principales características de este cuadriciclo es que es totalmente simétrico. Es decir, es igual por delante y por detrás, por lo que en parado, a primera vista no sabes hacia qué dirección va. Esto responde a una cuestión de ahorro de costes: no tienen que añadir componentes diferentes en cada parte, reduciendo el número a menos de 250 piezas.

Estructura. El Ami cuenta con una estructura tubular metálica y un cuerpo a base de policarbonato. Al tacto es como un plástico semi rígido, y por dentro se ven las barras estructurales. Ofrece una visibilidad de casi 360 grados. Pesa 471 kg con la batería incluida y tiene unas medidas de 2,40 m de longitud, 1,39 m de anchura y 1,52 m de altura.

Estamos ante un vehículo poco más grande que el Renault Twizy (2,34 metros de largo) y un metro más recogido que el Citroën C-Zero (gemelo del Mitsubishi i MIEV y del Peugeot i0n).

Batería. Una batería de iones de litio 5,5 kWh le dan al Ami una autonomía de hasta 75 km -en condiciones ideales-. Se puede cargar a 220 V a través de un enchufe estándar. El tiempo de carga es de tres horas.

Velocidad máxima. Su motor de 6 kW le permite alcanzar una velocidad de 45 Km/h, por lo que no puede circular por autopistas o autovías.

Se puede conducir sin carnet B. Uno de los principales atractivos es que, al ser un cuadriciclo, se puede conducir a partir de los 15 años con permiso de ciclomotor (clase AM del carnet de conducir: motores de menos de 50 cc). En Francia, el primer mercado al que ha llegado, un 42 % del público objetivo corresponde a una franja de edad de 15-16 años, y ha tenido su hueco incluso en el entorno rural.

Tecnología básica. El Ami está diseñado para que cualquier persona de cualquier edad que se monte por primera vez pueda ponerse en marcha de forma intuitiva. La única tecnología multimedia que hay es la de tu smartphone una vez lo colocas en el soporte destinado a ello, y un altavoz con Bluetooth para amenizar el viaje.

Al volante de este objeto

Los primeros minutos a bordo del Ami son sin duda divertidos. Una vez dentro te das cuenta del enorme espacio interior que tiene, y de que estás metida en una especie de burbuja acristalada. El único asiento que se puede regular longitudinalmente es el del conductor, y aun así queda un gran espacio para las piernas.

El asiento del copiloto queda ligeramente más retrasado, otorgando hueco más que de sobra para usar el porta maletas ubicado en la parte delantera (recordemos que no tiene maletero. Y que no es un coche).

Como guiño al emblemático Citroën 2 CV, los cristales laterales se abren basculando de forma manual hacia arriba. Por otra parte, las puertas, a pesar de ser totalmente idénticas en ambos lados, en el lado del conductor la apertura es inversa, mientras que en el lado del pasajero la apertura es la clásica.

Para poder abrir desde el interior habrá que tirar de unas cintas de tela, y para regular los pequeños espejos retrovisores bastará con sacar la mano por la ventanilla y hacerlo tú mismo.

La puesta en marcha es muy simple: metes la llave en el contacto, la giras, quitas el freno de mano, pisas el pedal del freno y pulsas la 'D' de 'Drive' en una pequeña consola que hay escondida entre la puerta del conductor y el asiento.

Una vez en marcha es fácil acostumbrarte al acelerador, y hay que decir que el pequeño objeto de movilidad sale con bastante alegría desde parado. Claro que en seguida alcanzas la velocidad máxima de 45 km/h.

El Ami tiene un radio de giro de 7,2 metros, y no tiene dirección asistida, ABS o un airbag. A pesar de ello es fácil callejear con él, aunque los asientos, apenas acolchados, te recuerdan la cantidad de minutos que llevas al volante.

La mañana de la presentación tuvimos la suerte de vivir un milagro en Madrid: llovió. Y mucho. Muchísimo. Lo que comenzó siendo un trayecto entretenido por el centro se convirtió en una odisea envuelta en una alerta amarilla por viento y calles inundadas en un momento.

Para evitar que la gran zona acristalada del vehículo se empañara debería haber bastado con la calefacción -resumida en un único botón en el salpicadero y que suena como un secador a todo volumen-, pero no evitó que la visibilidad acabara comprometida.

Si a eso unimos el pequeño tamaño de los retrovisores, que no tiene espejo retrovisor interior y la que estaba cayendo, el trayecto fue todo un reto. Tocaba sacar la mano para ajustar mejor el espejo y de paso intentar desempañar los cristales de vez en cuando.

obar el Ami en un entorno tan adverso tiene sus ventajas, y es que puedes encontrar sus puntos débiles con más facilidad. En este caso, la estanqueidad es bastante pobre: la lluvia consiguió no solo entrar al habitáculo través de la parte superior de las puertas, sino también a través del compartimento delantero del copiloto destinado al equipaje.

El piso del vehículo acabó bastante mojado.

A pesar del mal tiempo, el Ami se portó bien y me llevó sana y salva a mi destino. Empezamos la ruta con la batería casi cargada y 65 km de autonomía; a pesar del uso extensivo de la calefacción y de llevarlo en algunos trayectos a su velocidad máxima, aún quedaba poco más de la mitad al término de la prueba, que duró poco más de hora y media.

En resumen. El Ami es toda una sorpresa a nivel de diseño y su conducción puede llegar a ser entretenida si no se alarga. Su estructura panorámica y fácil conducción lo hacen perfecto para el carsharing turístico, aunque la ausencia de aire acondicionado unido al techo panorámico pueden llegar a ser un problema en verano.

 

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